8 de febrero de 2011

ÉTICA DEL ABOGADO


Hace un par de días uno de los mejores letrados que he tenido la suerte o la desgracia de conocer, me dijo que “para un abogado, el cliente es el que paga”.
Y aquí me ha surgido la duda. Y si éste tiene dos pagadores que no necesariamente son del mismo bando…

Tranquilos, ya os lo explico.

Nos vamos a servir de la figura de “primo” que siempre viene bien para estos casos.
Pues, a un primo mío le han despedido. Sí, sí, ya sé que no es nada excepcional en los tiempos que corren o, mejor dicho, en los que nos han hecho creer que corren, pero sí, le pusieron de patitas en la calle. Aparte de hacerle un favor enorme (y lo digo muy en serio), le chuparon cual sanguijuelas y le dejaron sin un duro. 

Lo del despido por causas objetivas ya me sonaba mal de antes pero, como suele ocurrir, la realidad es mucho menos optimista de lo que uno espera. Pues el dichoso despido por causas objetivas, en este caso económicas (art. 52.C en relación con el 51.1 de Estatuto de los Trabajadores) parece ser la mejor excusa que tienen hoy en día los empresarios para dejar a la gente con el culo al aire. 

Y creedme, funciona.  

Teniendo en cuenta que, los resultados de una actividad empresarial  no siempre son los que parecen ser, las normas vigentes les simplifican a las pequeñas empresas la justificación de la existencia de causas económicas en las que basar el despido, siendo también muy benévolas en cuanto al pago de la indemnización y los requisitos formales del mismo, y que las suegras pueden servir para algo más que para fastidiarnos la vida, cuesta probar que el empresario decide darle un pequeño retoque a su negocio por motivos que poco tienen que ver con los alegados.

Pero bueno, volvamos con el primo. 
Al pobre diablo, que de tanta desgracia que se cernía sobre él se quedó algo aletargado, le consoló que, a pesar de todo lo nefasto que le estaba sucediendo, tuvo la suerte de poder contar con unos jefes muy comprensivos, entregados y dispuestos a ayudar en la preparación de todos los papeles del despido de tal forma que los trabajadores no salieran perjudicados, sugiriéndoles incluso cómo violar la ley con el fin de que pudieran cobrar más de lo que  realmente les correspondía.
Finalmente ese afán de ayudar, la buena fe y el agradecimiento por los años de servicios, se materializaron en la figura de la abogada de empresa que por la mitad de los honorarios habituales en estos casos, se ha ofrecido para representarles ante el SMAC, en el juicio y, llegado el momento, ante el FOGASA (de las dos últimas nóminas, ni rastro, sin mencionar otros conceptos pendientes de liquidación).

Os digo una cosa, a primera vista, e incluso a la segunda, mi primo, con sus pintas de macarra, un pendiente hortera incrustado en la oreja y la vista perdida en el más allá, puede llegar a confundir al psicólogo más aplicado de turno. Parece un bobo pero no lo es del todo. Sin pensárselo dos veces decidió declinar esa propuesta tan bondadosa, diciendo que agradecía mucho el interés que tenían en velar por sus asuntos, y anunció que de eso ya se encargaría él mismo buscándose a un abogado “independiente”. Asombrosa fue la rapidez con la que se iban desvaneciendo todas las sonrisas, que hasta ese momento se dibujaban en las caras de los gerentes. El generoso ofrecimiento se fue transformando en insistencia, para al final convertirse en un enfado mal disimulado, seguido de unas cuantas amenazas, no muy sutiles, que digamos.
Otros de la plantilla, al ser más comprensivos (los ya citados para el día siguiente para firmar un nuevo contrato de trabajo), o menos conscientes de lo que se les venía encima, aceptaron que la señora abogada de la empresa les representara en todo el proceso de rescate de los salarios pendientes de pago, la parte proporcional de las vacaciones, salarios de tramitación y la indemnización. El caso es que, con todo ese lío, a la pobre se le debió de olvidar contarles que el derecho a los salarios de tramitación lo tendrían sólo si el despido era declarado improcedente o nulo, y que, si no fuera así, la liquidación se les quedaría en un 40% de lo que habrían cobrado en condiciones normales, según las normas del FOGASA referentes al despido por causas económicas, que, como podéis ver, pasa de pagar más de lo indicado ya que lo hace a fondo perdido. 

Le pedí a mi primo que una vez recibidos los documentos del despido, me los trajera para echarles un vistazo y comentarle todo el asunto a mi abogado de confianza. 

La reunión con la empresa tuvo lugar el día 31 de enero. Aparentemente todo fue bien salvo varios intentos fallidos de convencerle a mi pariente de que siguiera los pasos de sus compañeros y le fiara sus asuntos a la abogada anteriormente mencionada. 

Como os dije, la apariencia de mi primo despista pero tampoco es que sea de los más espabilados. Cuál fue mi sorpresa cuando el mismo día 31 de enero, al ver los papeles, comprobé que en la carta que le habían hecho firmar aparecía fecha de 1 de enero. 
No creo que sea necesario que os describa la cara de incrédulo que puso el chaval. 

Algunos pensarán, ¿qué más da el 1 o el 31? Pero sí, la diferencia es bastante significativa y está en que con esa falsedad tan burda los chicos se quedaban sin sus 15 días de preaviso y 6 horas semanales remuneradas para buscar otro empleo. Un buen comienzo, pensé. Que una profesional que se compromete a defender tus intereses te engañe nada más empezar, y encima lo consiga sin que nadie se dé cuenta. No sé qué otra virtud tendrá la mujer pero sin duda es una oradora excelente.

Me pregunto ¿ha cobrado esta señora el otro 50% de los honorarios de la empresa por ahorrarle algún que otro problemilla, preparar las cartas de despido tal como lo hizo y, enfriar los ya caldeados ánimos de los trabajadores?, ¿cómo demonios piensa luchar porque éste sea considerado un despido improcedente o nulo?, ¿actuará en contra de los intereses de la empresa a la que hasta ahora estaba prestando sus servicios y según todos los indicios, lo sigue haciendo?, ¿cómo se explicará ante los interesados cuando se den cuenta de que los había engañado al omitir tanta información relevante?, ¿cómo se puede justificar que en vez de ayudar, ha perjudicado a los que tenía la obligación de asesorar?
Pregunto: ¿algún abogado iría contra ella cuando los hasta ahora inconscientes pero ya afectados trabajadores pidan responsabilidades?

Alguien sabría responderme…

Ahora tengo que dejaros. Voy a seguir con mi investigación para descubrir cómo y dónde han ocultado estos indeseables todos los bienes de la empresa. Me parece que lo de la suegra va a ser providencial…

Ah, y si alguno de vosotros está en una situación similar, os vendrá bien consultar los siguientes links:

Estatuto de los Trabajadores

Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo
 
Real Decreto-ley 13/2010, de 3 de diciembre, de actuaciones en el ámbito fiscal, laboral y liberalizadoras para fomentar la inversión y la creación de empleo

Y algo para reflexionar. Lo he encontrado en la web. Parece mentira que esto lo llamen“chiste”. ¿Qué opináis?

“Cuando una persona ayuda a un criminal antes de cometer un delito, lo llamamos cómplice. Si le ayuda después de haber violado la ley, lo llamamos ABOGADO”

5 comentarios:

Taissuportin dijo...

Querida roja, (lo digo por el Blog)

UFFFF ¿Como te diría? De la misma que me dan asco los cenizos, la gente que lo ve todo siempre mal, que creen que están rodeado de incompetentes, no solo en su entorno más próximo si no también en el mundo ... pues de esa misma forma, también me están empezando a hartar las críticas a los abogados; y lo digo yo que nunca me he tomado la molestia en dar la cara por el gremio.
España tiene los abogados que se merece. Tu no puedes pretender que un abogado Vienés, donde hay 1,5 millones de habitantes y tan solo 2000 abogados, se comporta igual que un abogado madrileño, donde hay 4 millones de habitantes y ... 135.000 abogados. No puedes pretender que sea igual. Luego los habrá choris y honestos, los habrá brillantes (como el tuyo) y otros menos brillantes, pero ... sencillamente, son "oficios distintos". El abogado de Viena aunque sea tan abogado como el de Madrid, sencillamente, se dedican a otra cosa.
¿Quieres que siga por ese camino?

EN ZONA ROJA dijo...

Querido Taissuportin,
Mira por donde. Yo soy uno de los cenizos que dices que tanto asco te dan. Y no es que haya nacido así, sino más bien, todo lo contrario. El mundo, el sistema en el que vivimos, en definitiva, la gente que nos rodea, hace mucho tiempo que me han curado de mi ingenuidad y optimismo, al principio, ilimitados.
Y no, no creo que el camino por el que vas sea el más adecuado. Sí, puedo pretender que nuestro abogado madrileño se comporte de la misma manera que el vienés, brasileño o japonés. A un buen abogado lo hace su rectitud, como a un buen médico, su amor por el prójimo. Los dos tienen que resolver problemas y no crearlos, hacer que mañana el orden de las cosas esté un poquito más equilibrado de lo que lo está hoy, salvaguardar los valores universales. A éstos, que tanto impacto tienen en nuestras vidas, hay que exigirles más, mucho más.
De esos 135 mil, ¿cuántos, realmente, valen para este oficio? Lo que importa es la calidad, no la cantidad. No todos tienen esa chispa, carácter, fuerza y principios necesarios para desempeñar este tipo de trabajos.
Pero claro, ¿cómo se mide eso?
Supongo que con 18 años cuesta escoger la carrera que determinará el resto de nuestras vidas. En la mayoría de los casos estas elecciones nunca son acertadas, pero uno tiene que seguir con lo que ha empezado, o no. Algunos tardan años en encontrar su sitio en esta realidad, otros, nunca lo consiguen, otros tantos, se adaptan. Yo ya sé que mi "mundo ideal" no tiene razón de ser, pero eso no significa que tenga que aceptar las cosas tal y como son. Mientras sea capaz de luchar y rebelarme, habrá esperanza para mí.
EN ZONA ROJA

Anónimo dijo...

Tu particular concepto de la justicia a buen seguro que no será compartido por todos los "justiciables", siempre habrá quien lo encuentre"interesado". En todo caso considero mas cuerdo aplicar derecho, el orden de la conducta humana en sociedad en la que generalmente hay dos partes, no solo una. Resulta que si eres abogado tienes que tomar la de tu representado. A mi no me puede parecer mas obvio.

EN ZONA ROJA dijo...

Estimado Anónimo,
Simplificando el tema, llevándolo al nivel más realista y dejando de lado divagaciones puramente teóricas, estoy totalmente de acuerdo con lo que dices al final de tu comentario. No obstante, si lees el caso que en estas páginas cuento, tendrás que preguntarte primero: aquí, ¿quién, demonios, es "el representado"? Si algo tan elemental puede suscitar dudas, ¿de qué vamos a hablar? De las motivaciones que le llevan a un abogado a la aceptación, o no, de un caso concreto, de la forma en la que lo plantea, de si se siente cómodo luchando por su cliente, de estar en concordancia con su propia moral..., ¿de la ética profesional?

Anónimo dijo...

Estimada "En Zona Roja", me parece que estamos confundiendo la moral y la etica con el sentido común.
Yo solo dejaría que me representara el abogado de mi contrario en el hipotético caso de que existiese un absoluto y mutuo consenso entre mis intereses y los de la otra parte.
Pero si no fuera ese el caso, NUNCA se me ocurriría dejar que el abogado del contrario me representara, la razón es mas que obvia: el abogado contrario también come, paga hipoteca, el colegio de los niños...
¿Y sabes quien contribuye al pago de esas facturas? Los honorarios de su cliente pero no los del contrario, y uno nunca debe retorcer la mano que le da de comer.
¿A ti eso te parece inmoral? Pero ¿De verdad eres tan cándida Zona Roja? ¿Sabes porque tu primo no firmó? Por que él si se dio cuenta de que al no haber acuerdo, dejarse aconsejar por el legal representante de su contrario carecía completamente de sentido y que iba a necesitar sus propios recursos.